lunes, 26 de marzo de 2012

En busca del picadero perdido

El día no empezó demasiado bien. Para empezar, la noche antes habían cambiado la hora con lo cual un ostras! bien sonoro fue lo primero que dije al despertar y caer en la cuenta. Rápidamente las llamadas de rigor para confirmar ¿hemos quedado a la hora de ayer o a la de hoy? Respuesta unánime: tú estás tonto o que te pasa, pues a la de hoy, a cual va a ser!!
Vale, pues no es que vaya justito de tiempo es que más bien voy jo...robado. Y todavía me falta bajar al "Luni", comprar el pan y el fiambre para los bocatas (la idea de hacerme la tortilla francesa hacía rato que la había abandonado) y bajar al trastero a por las botas de montar (nunca se sabe).
Todavía no se como lo hice pero sólo llegué a Plaza Castilla (punto de encuentro) 5 minutos tarde.
La primera parada fue en Cabalcampo, entre Valdemanco y Cabanillas de la Sierra. Una enorme finca bien surtida de encinas en plena sierra da cobijo a los caballos de Pepe. Caballos preciosos, fuertes, bien alimentados y bien trabajados. Para nuestra envidia, salía en ese momento con un grupo a realizar una de las espectaculares rutas ... la baba se nos caía por las comisuras.
No le entretuvimos mucho, lo justo para contarle el plan que queríamos montar en próximas semanas y que le pareció fenomenal .... así que ir dándole lustre a las botas que pronto las usaremos.
Continuamos hacía Bustarviejo donde hicimos una parada obligada, obligada porque eran cerca de la una y pasamos cerca de unas terrazas con una pinta excelente. Un ratito al sol, tomando un bitter, un vermouth, unas patatas ... Después y ya que estábamos, una vuelta por el pueblo y una parada a ver como había quedado la restauración de la iglesia.



Continuamos hacia Soto del Real donde queríamos ver un centro hípico que nos habían recomendado, Club Equitación El Soto. No fue dificil encontrarlo pero como ya eran las tres y sentíamos un gusanillo por el estomago Rocio sugirió, con gran regocijo por mi parte, parar en un pinarcito cercano en el que dimos buena cuenta de los fiambres que cada uno había traído.
Se estaba tan a gusto en la hierba con el estomago lleno, una temperatura que ni contratada resultaría tan agradable y una entretenida conversación que nos dieron las tantas de hoy, menos una hora de ayer.
Y claro, cuando fuimos a la hípica estaba cerrada. Menos mal que en la lejanía vislumbramos unos menesterosos mozos de cuadra que amablemente se ofrecieron a enseñarnos las instalaciones.
Valió la pena porque tuvimos ocasión de contemplar unos bellísimos ejemplares y unas cuidadas instalaciones.

Cogimos los teléfonos y la información que necesitábamos y de vuelta para Madrid no sin antes ir comentando las excelencias del día, que no había empezado bien, pero que acabó de la mejor manera. Sólo faltó una cosa para que hubiese sido perfecto ... haber podido hacer una ruta sobre uno de aquellos magníficos caballos.
Pero ya llegará !!


domingo, 11 de marzo de 2012

Y llegó el gran día


La semana se me pasó en un suspiro, supongo que por las ganas que tenía de salir de ruta. El martes y el miércoles había tenido que estar en Zaragoza por trabajo y el jueves y el viernes procuré contestar las dudas que iban surgiendo sobre el plan: cómo quedamos, quién lleva coche, hay plazas libre, dónde comeremos, hay que llevar ropa de abrigo …
Lo que más me preocupaba, dados los comentarios negativos que me habían contado sobre lo “malquedas” de muchos que se apuntaban a planes,  era que de los apuntados al nuestro hubiera muchos que luego no se presentaran.
Por eso cuando en el lugar de reunión comenzaron a llegar Sally, Rebeca, Alberto, Katrina, Fernando, Silvia, Alberto2 respiré tranquilo, ya eramos 8 y me acababa de llamar Laura para decirme que ella y Justo iban directamente al “Rancho” osea que … teníamos pleno!!
Pues sí, es lo primero a destacar, el grupo de participantes. Increíble pero todos agradables, simpáticos, resueltos, colaboradores, cada uno, eso sí, con su “particularidad”, su sal y su pimienta, pero todos gente extraordinaria con la que no me importaría compartir cualquier ruta.

Llegamos al pequeño picadero “Rancho AguaDulce” en donde Anghelo y Sonia cuidan y mantienen con esmero y buen hacer su cuadra. No tienen muchos caballos, sólo los que ellos pueden mantener en perfecto estado y en efecto, pudimos comprobarlo, casi no había que tocar las riendas, casi se les podía dirigir con la voz. Un suave toque, un suave giro de cadera, una leve presión de piernas y Moro, Candela o cualquiera del resto obedecían sin tardanza.
Mientras esperábamos que regresara el primer grupo, los que salíamos en segundo lugar nos cruzamos a Villarejo. Un breve paseo por la plaza, viendo el castillo y la monumental Nuestra Señora de Lepanto y a buscar una terraza soleada en donde tomar unas tapas. Y no tardamos en encontrarla siguiendo las indicaciones de Albertoinformatico que supo guiarnos con paso firme, después de preguntar a unos lugareños.
En la terraza dimos buena cuenta de una excelente ensalada, unos ibéricos a los que Yako, el perrito de Laura, seguro que no hubiera puesto pegas si se los hubiéramos ofrecido y una rica parrillada de verduras seguramente bañadas por el cercano Tajo.
Volvimos al picadero con curiosidad por saber como les había ido a los del primer grupo y nos sentimos aliviados al escuchar los positivos comentarios de todos. Katrina, en el próximo seguro que galoparás más, palabra.
Salimos el segundo grupo y enseguida, tras una suave cuesta y un giro a la derecha ….unas vistas impresionantes en donde se iban alternando los montes de arbustos y retamas con los páramos, los encinares, los campos de labor, alguna casa de labranza, campos de olivares y el Tajo en la lejanía.

Seguimos subiendo y bajando cuestas y montes, dando alguna que otra galopada entre olivos y realizando alguna parada de vez en cuando para corregir posturas o simplemente contemplar el paisaje.
La hora y media se pasó en un instante, regresamos con cara de “peroquerapidosehapasado” y comentando esto hay que repetirlo. Así que ahora …. a preparar la siguiente.



sábado, 3 de marzo de 2012

El grupo en Plannic

Me hablaron de Plannic unas amigas, Rocio y Vicen, tomando unas cañas. Cuando llegué a casa entré en Internet y lo busqué. Aparecieron un montón de grupos de todo tipo, senderismo, visitas a museos, amigos de la psicología, amigos de las tabernas, viajes por la península, viajes al extranjero, salidas al cine ... de todo. Unos con muchos miembros otros con cuatro, la mayoría con suficientes.
No lo dudé creé uno sobre mi afición, el montar a caballo. Y el primer nombre que me vino a la cabeza fue el de locos por los caballos.
Pues ya estaba. Lo siguiente era crear un plan. Mientras visitaba alguna hípica en donde convocar mi primer plan vi un comentario de un miembro de otro grupo de Plannic comentando la posibilidad de salir un fin de semana a montar a una zona entre Segovia y Valladolid. Le envié un mail proponiendole que lo presentara como un plan del grupo. Así lo hizo y ... ya teníamos el primer plan. Lastima que a última hora decidiese desconvocarlo por no haber llegado a diez los inscritos (a mí seis ya me parecían muchos, pero ...).
Pero no importaba, el gusanillo ya estaba dentro y aprovechando los centros hípicos que ya conocía de mi etapa con "Apache", mi querido caballo pío, propuse otro plan, esta vez una ruta cerca de Madrid y de un sólo día.
Se saldría de una pequeñita hípica en Villarejo de Salvanés, Rancho Agua Dulce, con pocos pero excelentes caballos y mejores cuidadores. Es una zona de monte bajo que en primavera se pone preciosa, un auténtico mar de flores entre el Tajuña y el Tajo.
Cuando escribo estas líneas hacía unos minutos que había colgado el plan en la página de Plannic así que ya os contaré como ha ido.
Feliz y a galope (o al trote) semana.